Cuando te quedes en la posada de Dolores, llamada Karaurimba, no sólo sentirás la armonía en el nombre, sino también corriéndote por tus venas. Escucharás el murmullo del río y te mecerás con la brisa mientras descansas en tu hamaca, o te acurrucarás en tu cama y verás por la ventana el sol salir e iluminar el majestuoso Valle de Kamarata.
Con el apoyo de la antigua Fundación Banesto de España y Eposak, Dolores construyó su posada Karaurimba y hoy en día ella misma se encarga de cocinarle a los turistas.
Su posada tiene una churuata grande para colgar hamacas, dos churuatas pequeñas para habitaciones y baños, y una hermosa y amplia churuata comedor. Las parrillas en Karaurimba son deliciosas y en la tarde, los niños del coro suelen visitar a los turistas para cantar y bailar con ellos al son de las canciones kamarakotas.
Karaurimba le da sustento económico a Dolores y a su familia, y además, contrata a jóvenes del Valle de Kamarata para que la ayuden a atender a sus visitantes, preparar la comida, decorar el comedor y vender artesanías.
Si quieres conocer a Dolores, vive una Experiencia Eposak en Kamarata.